Capítulo 1: Un Nuevo Mundo

[-1 día antes-]


Estaba con Jake-mi mejor amigo-en el jardín trasero de mi casa tomando el sol al lado de la piscina.
Le miré: sus ojos negros relucían bajo el sol abrasador de verano, su pelo rubio brillaba con las últimas gotas de agua tintineanto en las puntas y sus labios aún conservaban cierto color, dato que delataba que éramos algo más que amigos.
Su mirada me recorría de arriba a abajo: miró fijamente mis ojos verdes, sonrió y dirigió su mirada hacia mi mano derecha, adornada con un anillo que me había regalado hacía cinco minutos.
Observé el jardín, decorado por un círculo de rosas rojas en su centro. Me fijé en que había una rosa que no era del mismo color que las demás, era negra.
<<¿Desde cuándo el jardinero planta rosas negras?>>, pensé.
Sacudí la cabeza, ¿ahora me importaba lo que hacía el jardinero de mi abuela?
Cogí el móvil y miré la hora...
-¡¡Son las ocho menos cuarto!!-grité.
-¿¡Qué!? ¡La fiesta de Sasha es a las ocho y media!
-Vamos a tener que irnos ya-dije mientras recogía nuestras cosas.
-Sí, voy a casa a prepararme, que si no...
-Vale-le di un beso-. Hasta luego.
-Paso después por tu casa. Adiós, Vicky.
Saltó por encima de la valla que separaba nuestras casas, y yo entré en casa.
Me metí a la ducha, y tardé sólo ¡¡diez minutos!! Era mi récord personal. Me miré al espejo y sonreí, sastifecha de mí misma.
Me dirigí hacie mi cuarto y abrí el armario. Me puse esto:
http://www.polyvore.com/cgi/set?id=31808717&.locale=es
Fui de nuevo al baño, me maquillé y me peiné.
En ese momento, Jake llamó al timbre. Bajé las escaleras y abrí. Se quedó mirándome fijamente:
-¿Qué?-pregunté sonriendo.
-Solo... solo que estás preciosa... Quiero decir, más de lo habitual-me tendió la mano y yo la tomé.
-Tú estás... a ver... guapísimo, no, eso no... hermoso... sí, creo que es la palabra-dije sonriendo más aún.
-¿Ya has avisado a tu abuela?
-No, voy-le di un beso y entré en la casa.
Busqué a mi abuela-estaba en la cocina-.
-Abuela, ya ha venido Jake. Nos vamos, ¿vale?
-Mmm... no lleguéis muy tarde, ¿si?
-Está bien abuela-le di un beso-. Adiós.
-Pásalo bien, Victoria.
Salimos y nos dirigimos a la casa de Sasha, ¡qué digo casa! ¡MANSIÓN!  Su casa tenía 5 plantas, dos piscinas, 3 jacuzzi, 4 habitaciones de invitados y un mega-salón. Esta fiesta era la de su cumpleaños, pero cada tres meses hacía una fiesta: la de primavera, la de verano, la de otoño y la de invierno. Pero la mejor de todas, sin duda alguna, era la de su cumpleaños-ésta-. 
Nos abrió la puerta Sasha que, como siempre, iba deslumbrante.
Llevaba esto:  http://www.polyvore.com/cgi/set?id=31814278&.locale=es
-Hola, Jake-le dio dos besos-. Hola, Vic...-miró con furia mi vestido, ¿tenía envidia?. Forzó una sonrisa-. Pasad.
-Gracias, Sasha-dijimos a la vez.
La fiesta estubo genial pero, cuando ya quedaba poco para irnos, alguien me empujó y me manché el vestido de refresco. Cuando me di la vuelta vi que Sasha y sus amigas estaban riéndose.
-Lagarta-murmuré.
Me dirigí hacia la puerta corriendo, sin darme cuenta de que las llaves se me habían caído. Antes de llegar a la puerta choqué con Jake y me vio llorar, quiso salir detrás de mí... pero oí a Sasha hablar con él.
Llegué a casa e intenté abrir la puerta, ¿dónde tenía las llaves? Debían de haberse caído... Recordé que la puerta del jardín trasero siempre estaba abierta y fui hacia ella. 
Justo antes de entrar miré el jardín, estaba raro... ¿serían las rosas? Me acerqué al círculo de rosas rojas y me quedé clavada en el sitio. Todas las rosas se habían puesto negras. ¿Qué había pasado? Mañana le preguntaría a mi abuela.
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[-día de mi desaparición-] (ya no estaba en mi cuarto)


Recordé las rosas del día anterior... ¿tenía algo que ver con esto? Divisé a lo lejos un luz verdosa, y me dirigí a ella. El frío poco a poco iba disminuyendo y la calidez iba ocupando su puesto. 
Llegué a la luz y entonces comprendí que acababa de salir de una cueva y ahora me encontraba en...

Prefacio~Mi historia

Mi historia comienza con una gran tragedia, mi propia desaparición. Puede parecer imposible, pero yo he comprobado que todo lo que creía imposible se puede hacer realidad y todo lo imaginario es real de alguna manera.
Una tarde de verano, estaba aburridísima en mi casa intentando concentrarme en un ejercicio de matemáticas-ya que me había quedado esa asignatura para septiembre-, cuando de repente mi cuarto se envolvió en una oscuridad intensa. Me asusté... ¡Era de día! ¿Cómo podía haber oscuridad? El calor desapareció, y en su lugar llegó el frío. Me levanté de la silla y me dirigí hacia el interruptor de la luz... pero ya no estaba en mi cuarto.